sábado, 12 de septiembre de 2009

Uno que otro amor...

No toda su vida habia siempre sido triste, dejo de serlo algo asi como por una semana. Carolina no estaba... Esa noche no salió a tocar, en cambio, salió a la plaza de armas a ver si encotnraba un lugar donde tomarse un trago, en ralidad habian muchos pero es comprensible no encontrar ninguno cuando se encuentra uno solo.

Se decidió entrar al bar con piano donde a veces iva después de tocar o cuando se encontraba solo muy tarde en la noche. En la barra había una joven muy atractiva con una actitud afable, un tipo se habia acercado a hablarle, un "dandy", esos que usaban el traje de corte italiano y chaleco abotonado cruzado. No lo tomó mucho en cuenta y con la misma actitud afable le dijo que se fuera.

Se puso cómodo en el asiento de bar y sin volver a mirarla pidió un "en las rocas", se acomodó el jopo y prendió un cigarro.

-Hola, no se si te confundo, te vi tocar hace un par de semanas en el club que está allí en calle Vicuña Mackena.
-Si soy yo, que necesita, ¿señorita?
-Un poco de compañia antes de irme a casa.
-Tomaré un par de tragos y me marcharé ¿como se llama?
-Entonces me iré cuando termines, un gusto, Antonella.

Sus piernas se habian cruzado y lucia unos zapatos de tacón que se notaba habia elegido cuidadosamente, muy lindos, sus medias con un diseño hermoso, su vestido (relativamente corto)su peinado, sus ademanes, sus labios... todo era perfecto.

Estudiaba filosofía en la universidad asi que era un poco menor que él pero parecia tener un dominio de la situación poco usual. Andaba sola.

Caminaron depués de los tragos un rato por el centro y hablaron sobre muchas cosas, le gustaban a ella las fotos de Hernan Bernales, quien fué premio ese año y descuartizaron el gobierno de Alessandri y comentaron sobre el "Kind of blue". Sus tacones resonaban junto a los lustrosos zapatos de él. Entraron en su casa (vivía cerca del museo de Bellas Artes) ella descubrió su cuerpo.Aunque el vestido no ocultaba sus contornos fluidos y firmes, sin él su actitud cambió de una joven interesante a una mujer atrevida... lo que siempre quiso... En ningún momento se saco los tacones, se durmieron, justo antes se los sacó y enredó sus pinernas en las de él, pasó lo que quedaba de noche.

-Ojalá volvamos a vernos.
-Ojalá...



Santiago, 1959.