viernes, 18 de febrero de 2011

Reloj


Y así llegaba a su fin la hermosura de sus pechos en mis manos y en mi boca, llegaban así a su fin todas las palabritas lindas que a uno poco a poco se le van saliendo en el transcurrir de los días, el reloj era implacable al marcar la hora... Otro bolero en mi vida.
Me ducho en su baño, voy limpiando mis ideas, por qué tenía que marcar la hora de su ida y de mi regreso? yo no quería volver, pero ella si tenía que ir, porque las cosas "son como son" y funcionan de una manera predeterminada por nuestras individualidades.

Lo lamente, lo lamento ahora mismo mientras la veo sentada en su sillón rosado mientras toma el último té de mi vida...

El reloj sigue implacable y yo no se que hacer... acostarse, tocarla, dormir, despertar y regresar a mis eternas penas.

Santiago, finales de febrero de 1961.