miércoles, 26 de enero de 2011

Pena #2


Despertar a su lado era una cosa tan alta, que poco cabía en su cabeza... las mañanas de besos y abrazos iban a hacerme florecer una vez más llenandome de algo que esperé largo tiempo... todo en orden, ideas claras.

Una nocha la cosa cambió, fué diferente y la cama no se sintió igual. Sentir desinterés era tan triste, toda la calenda primaveral que estaba viviendo mi cuerpo se había empezado a marchitar en muy poco tiempo. Ya no era cosa de hacer o dejar de hacer, era algo sin vuelta... algo que no podía ser más ni menos... solo lo que era. Vovler a verla en el balet del teatro Ópera todos los días de revista iba a traer de vulta mi encienrro y mis soledades con Satie, tal y como lo había pensado poco tiemop antes. Pena...

-Usted, compadrito, siempre sabe como hecharlo a perder.

Y la verdad es que no era eso... solo que quizá, Santiago me deparaba otras noches muchas más... esas en las que se camina triste y borracho con el instrumento al hombro, solo, las botas en el adoquín caliente del verano. Verano, verano... yo ya no quiero niuno solo más.

Santiago, finales de enero de 1961.

miércoles, 19 de enero de 2011

Plaza brasil...


Ayer... como siempre pasa cada cierto tiempo... todo me envió a la lanterna.
Antonieta, la ví... la vi junto a un hombre grande, abrazados... disfrutando ese amor de las películas, ese amor de haber vuelto a amar, de haber vuelto a confiar. Bien vestido, grande, fornido, seguramente un gran tipo, muy serio y cariñoso, cuerdo a decir basta y muy maduro.
No pude evitar quebrarme... no pude evitar pasar como si no los hubiera visto aún sabiendo que ella sabía que la ví. Caminé desecho sin razones (nunca hay razones para desacerse por algo qe pasó hace tanto tiempo), llegué a mi puerta y me senté con la cortina cerrada, sin saber que hacer... pensando en que había pasado ya casi un año y aún no podía lograr lo que ella había logrado tan pronto, su tranquilidad...

Las tristezas nunca vienen solas y los aires veraniegos de la gran ciudad trajeron también desiluciones masculinas... ese amigo en que confías pero abusó, esa humillación gratuita de parte de la gente que quieres... un hombre no solo sufre por una mujer, también crea vínculos importantes... y a veces el trabajo sobre escenario te aferra mucho a ciertas personas... Victor Hugo apareció y trató de calmarme, el casi, casi tiene esa capacidad pero hay cosas que no se pueden calmar ni tranquilizar.

Caminé, caminé, caminé... Me senté solo largo rato en el mismo asiento donde le había dicho tantas cosas lindas, me senté solo y una paloma se paró al lado mio, como recordandome que no había otra opción, que hay gente que pasa por Santiago para estar sola, que hay persons que no tendrán nunca algunas cosas que son tan básicas, me senté solo y rolé un cigarro con un poco de tabaco que me quedaba. Habitación, tocadiscos y There will never be another you para llorar 3 veces más...

19 de enero, verano (de nuevo espantóso) de 1961.

domingo, 16 de enero de 2011

Santiago blues #6


Una noche no tan calurosa de diciembre, Y justo después de hacer caminar las tristes notas que arracancaban de las cuerdas, vino el baile...
Un trago, un saludo, una risa... una cumbia... y una nueva pena se tejería pronto.
Esa noche fué una enorme rareza... creía haber olvidado que las formas estaban allí para afirmarlas con fuerza... pura carne. Ni si quiera hubo tiempo de poner el tocadiscos...
Despertares de miradas y abrazos... paseos nocturnos por el centro de santiago en busca de algo más que diversión... el parque, la cerveza, la música y la desnudez de los sentidos completos y de los prejuicios emocionales...

-Pura pena...

Por alguna mala razón, no pude evitar entristecerme al pasar por la panadería... pero por otra razón tampoco ya no podía dejar de caer a su casa... a la conversación lijera, a la risa y a su cama...

Ya sabía qué sucedería después y no me había equivocado.. sucedió y de vuelta.
Ni las cnsideranciones de uno valen la pena...

-Nunca valieron la pena.

Victor Hugo tenía razón, mejor me pongo a tocar. Despierto tarde, corazón de piedra, Billie Holliday... y esperar.

16 de Enerno, 1961.