miércoles, 29 de diciembre de 2010

Panadería (y la Quinta Normal)...


Camino a marcar mi piel con algo que me acompñaría durante toda mi vida, la liebre que dobló por Matucana pasó por una especial panadería. Ese dia donde la vi por primera vez y cuando pensé que sería la última... cuando compartí solo un par de palabras con ella que habían sido suficientes para recordarla... en esa panadería donde compré una galleta de miel le dije adiós por primera vez en la vida, sin saber que un día vovleríamos a encontrarnos y viviría con ella el tiempo más lindo que pudo alguna vez pasar por mi cuerpo...

Ahora ya esa panadería era solo una lugar sangrado más... uno más de esos lugares por los que cada vez que pase las heridas imborrables arderán como si volvieran a abrirse cual cuchillo las hacía...

Caminé tan triste con el contrabajo en la espalda... hice lo que debía hacer y me retiré... alargué mucho el camino para no tener que vovler a pasar por ese lugar que de seguro me haría caer alguna lagrima más... era tarde en la noche, el encuentro con unos fascistas me dejó otra marca en el cuerpo, pero hay heridas que duelen mucho más que un diente roto o una aguja que tiñó la piel.

Ya era verano, perdí las noches de boleros por nunca aprender a cerrar la boca, las reemplacé por un nuevo encierro y por horas de silencio... un día que vino Victor Hugo ni si quiera le abrí la puerta... no como hace días. Se acerca la celebración de año nuevo... creo que no hay nada que celebrar.

Verano, últimos días de 1960.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Quince.

El día mismo me despertó con un llanto... un mensaje no solo inesperado cambió el curso completo de lo que quedó del mes. Solitario, el vino se rebalsó en en mi cuerpo, escuchando más Billie Holliday de lo habitual.

Así caminé y no hubo nada que celebrar, así pasó el día fatídico entre recuerdos buenos y llantos pobres. Salir a tocar, recordar con cada acorde lo que había sido mi vida tan poco tiempo antes.

Terminas la noche y de vuelta al a eterna caminata de noche triste, a recorrer Santiago con esos recuerdos que te dan rabia, recorrer los mismos lugares hoy malditos por todas las ausencias que se presentaron en los días de tormenta. Encima de todo, viene llegando el verano, las fechas más horribles siempre son en verano... el verano anterior aún no se iba de mi cuerpo y ya venía otro encima... tan dificil de soportar, los días calurosos de capital, las noches en los bares, las luces del escenario y las puertas por las que jamas alguna cara para mi entrará...

Pasaron los días y volví al encierro antiguo... a rebalsar de Satie mis días largos y horribles, a no abrir más las cortinas...

Mi cama estaba abierta y esperando, pero de seguro pasaría otro verano más sin compartirla con nadie más que con mis penas.

29 de Noviembre, calores iniciales de 1960.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Cumpleaños...


Dabamos que hablar... yo se muy bien que dabmos mucho que hablar. Causabamos entre otras cosas envidia, esa envidia que los humanos le tienen a lo que no conocen, esa envidia de vernos regresar abrazados después de los trasnoches, esa envidia de decirle absolutamente todos los días cuan linda era y cuan feliz era con ella.

Me encantaba provocar la envidia de todos quienes me veian, además, con Antonella... al caminar, si mirada aguda y sus caderas conjugaban una mezcla perfecta entre sus formas armoniosas y delgadas.


Ya por estas fechas y casi 4 estaciones después. Doy que hablar igualmente... ahora por mi caminar seguro y mi mirada triste... por volver a vivir la noche, que aunque sea solo, me llena un poco más de alegrias y alergias, ambas incomodas...

Miro el reloj, tres de la mañana, nadie en las calles... otra noche que se va acabando y caminé solo por santiago una vez más, entro a tomarme el último de la noche a un pequeño bar con piano... no había músico y toque una linda canción mientras tomaba mi old fashion Ay! amor de Bola de nieve.

Faltaban quince días para cumplir un año más... quince días para recordar días que antaño vivía muy acompañado y lleno de alegría... la vida fué cambiando, solo eso, ahora tengo otras cosas que hacer, y muchas más razones por las cuales morir... A pesar de los extrños calores que hacían por esos días, cuando llegué a mi casa y pensé que ya nada podía taerme recuerdos añorados... me tendí en la cama escuché a Vivaldi y llovió...

-Gran error.

Santiago, madrugada del 1 de Noviembre de 1960.

domingo, 24 de octubre de 2010

Sabor a mi.


La primavera se había ordenado de una forma relativamente clara. Las noches volvieron a darme su viento tibio y había vuleto a ver la vida desde los tablones del ecenario. Desde aquellas veces que fuí a ver a este novedoso hombre que cantaba la música mexicana como ninguno empce a aprender un nuevo repertorio que llenó mis tiempos con trabajo... era el uno de los buenos y tocabamos varios siesque no todos los días de la semana.

Cuando me desocupaba tarde (o temprano) pasaba indudablemente a alguno de los bares que frecuentaba, me tomaba la misma cerveza antes del Old Fashion y justo cuando el cigarro estaba por acabarse... ella no aparecia. Aun acostarse en la cama ea un ejercicio tan patético que lo evitaba hasta última hora, siempre con el tocadiscos girando... me levantaba, desyuno, nada. Un día en el que llovió miré por la ventana y mientras sonaba "La gloria eres tu" no pude evitar entistecerme... lluvia primaveral.

El año estaba pasando y todo seguía donde lo había dejado hace ya muchos años atrás... Victor Hugo seguía visitandome y a saliamos seguido ya que yo gozaba de una situcaión un poco m´sa tranquila. Copabamos de jazz y chachacha las noches que ya empezaban a ser tibias, él siempre se iba tomado del brazo, yo en cambio, caminaba solo el eterno trayecto... eran días buenos, pero, era mucho pedir solo un pequeño cambio en esta incomodidad de dormir solo? era mucho pedir prepararle el desayuno a alguien o escuchar a Miles Davis mientras muerdes?...

-Parece que si.

Santiago, finales de octubre de 1960.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Printemps...


Un día, como si fuera por arte de magia, no habían hojas en el pasaje y el arbol parecía extrañamente muy claro... estaba lleno de flores, esas flores chiquitas que tienen los damascos.
Regresar a tocar fué mágico, el mensaje bajo la puerta el día mismo en que pnsé que iba a morir, Victor Hugo entró rápidamente en mi habitación anunciando con festividad un nuevo mensaje (era increible como había sido su amistad... me visitaba muy seguido y nunca dejó de llevarme discos!!). Remitente, el antiguo baterista con el que tocaba antes de la maldición en mis manos.

"Falló el bajista, el viernes tocamos en el teatro Opera para la revista, responde lo antes posible para empezar con el repertorio".

No salí de mi habitación y Victor Hugo parecía incluso más contento que yo... le dije que fueramos al bar a tomarnos una cerveza para celebrar... nos tomamos varias cantando canciones viejas de peliculas en el piano del bar. Cuando llegué a mi casa pasó algo que sabía que tenía que siceder para poder coronar mi velada... Carolina, hermosa y delgada estaba parada en mi puerta, con un vestido a flores inusualmente bonito. La tomé por la cintura sin preguntarle nada, se me subió cruzando sus piernas alrededor de mi amientras la besaba, abrí la puerta... mientraas me desvestía le dije que sacar un disco y lo pusiera... el que fuera...

"I cover the waterftont" y volví a escuchar garabatos y obsenidades entre el techo y yo...

Santiago, principios de la primavera de 1960.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Nuevos Otoños...


Y así llegó definitivamente el otoño a la ciudad. A caminar sobre el cemento frio después de los conciertos, a beber la última cerveza del día en el bar caluroso y ponerse el abrigo y la bufanda antes de salir...

Es increible que cansado y enfermo haya conocido la risa, no sabía de que se trataba eso (o lo había olvidado completamente). Pasearme por el parque una vez más antes de terminar de morir, ver el otoño en su máxima expresión... Recorrer friolento ese Santiago que hasta yo mismo había olvidado, lleno de magias, de caminares tibios... de noches calientes de lluvia.

Nuevos otoños me deparó la universalidad... nuevos días aparecieron sin la más mínima intención, no reviviré, nunca lo hice... pero no permitiré seguir desperdiciando todas esas canciones que cantar. No sacaré las tapias de mis ventanas, pero abriré la puerta; no saldré de mi casa pero volveré a abrir mis sabanas para esa persona que las quiera revolver, que quiera sentir vida así como yo la estoy sintiendo por estos días. Creo que había abandonado mucho, o no?. After you've gone... y aunque no volví dormir, ahora puedo pensar, ver... y volverme a tomar de la mano.

-Juego al seis o al as?...
-Siempre, mijo, al as!

Santiago, 26 de mayo de 1960.

sábado, 15 de mayo de 2010

Tristes lindas veladas...

Llovió un poco más ese día... Salí de mi casa con la clara intención de tener una velada bajo la lluvia. Había tanta soledad en estos días y este ápice de compañía no solo fué esperanzador sino que muy entristecedor.

No había nada más hermoso que disfrutar interminablemente de sus movimientos sutiles... ser agresivo hasta sus griterios. Reposar riendo entre las gotas de lluvia...

-Pura pena.

Hermosas veladas que esperaba que jamás terminaran, que espero que jamás terminen. Tristes consuelos que tienden a llenar las ausencias santiaguinas con risitas complices y vergüencitas sabrosas... triste fué cuando hubo que vestirse... decir adiós y espero volvamos a vernos... y lo espero, quizás Antonella jamás supo cuanto.

Caminé con la guitarra en mi mano un rato, mis botas acordonadas se metían petulantes en cualquier charco que se encontraran, la lluvia resbalando por mi chaqueta iba a dar al suelo junto con todas mis esperanzas... desbaratadas por las últimas palabras que mis oidos recuerdan...

Toqué y tuve un día de fiesta... las copas pasaban frente a mis ojos igual que las gotas de lluvia que antes vieron mis penas... como las penas que vieron pasar sus amores. Llegar tarde y con esa liviandad que el alcohol presupone frente a tus pesares...

Nunca pensé que disfrutar la vida fuera tan dificil... pero santos cielos que hermoso eso... debo admitirlo... encantan las tristes lindas veldas... asi puedo llegar a mi cama solitaria... y dormir.

Santiago lluvioso, Mayo de 1960.

jueves, 6 de mayo de 2010

Maldad...

Es increible como un humano pude irse deteriorando poco a poco hasta que se da cuenta de que ya no hay vuelta atrás... Ya los gatos ni si quiera cantan el blues y si alguno se cruza lo patéo irracionalmente deseando su muerte... llego a mi casa solo a acostarme y pensar en que todas las cosas por las que luché durante mi vida se fueron o decidieron bien... porque aunque sea empeñoso y trabajador nunca bastará ni si quiera para uno mismo... es increible darse cuenta de como uno se va deteriorando al punto de darse cuenta de lo que está pasando y cuando te das cuenta ya es demasiado tarde...

Las calles de Santiago a uno lo castigan siempre de la peor manera, con los recuerdos... salir a dar una escaza vuelta a la manzana significaría un trágico desenlace...

Es increible como uno en tan poco tiempo puede desintegrarse y deshacerse como cuando se cae una botella de cerveza y se quiebra...
Es increible como uno puede permitirse quedar así...
Es increible como uno puede deteriorarse tanto...

Santiago, 6 de mayo de 1960.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Encierro...


Me encontré un día con Antonella caminando por el parque forestal (había salido a tomar una cerveza de nuevo)... me dijo que me mirara como estaba, que si acaso no me daba cuenta en lo que me había convertido. Parece que Victor le abrió la puerta un día de mi casa mientras yo estaba en la habitación... el día que me dijo que era un cartero equivocado. Me preguntó que por qué pasaba acostado todo el tiempo y si acaso hacía algo de mi vida.

-¿Quieres que me quede tranquila sabiendo que te estás volviendo loco?

Que extraño, la tranquilidad que ella buscaba estubo justo en dejarme y alejarse... ¿qué importa si estoy encerrado?¿qué importa si dejo que el estado de putrefacción espiritual me gane?. Ahora escucho casi solamente Satie, todo el día... todo el encierro... Me llena, quien sabe por qué.

De todos modos nunca me había planteado que la locura era un peligro constante y que dadas ciertas circunstancias quizá se acercara demasiado en este instante. Quizás es solamente que volví a lo que era eternamente antes de ella, quizás solamente había vuelto a perder el rumbo que tanto me costó emprender... pero si la decisión era tan sencilla, Y ni si quiera había algo vivo en mi... todo había desaparecido... seguir por inercia, obligarse de manera casi patética a mirar Santiago con optimismo cuando se sabe que es falaz... Era mejor caminar borracho y tirando recuerdos al suelo de la Alameda nocturna, desapegarse completamente a todo lo que tienes poruqe te obligaron a desapegarte y a buscar olvido u odio al menos y no hallas donde encontrarlo porque nopuedesnopuedesnopuedes y te desesperas porque en realidad sabes que es lo que está pasando y no puedes hacer nada contra eso y el animo baja tanto que ya ni si quiera tienes fuerza para levntarte a abrir las cortinas o destapiar las ventanas...

Todo tan extraño, hoy es el primer día lluvioso del mes... hacía tiempo que no veía llover (salvo un viaje que realicé hace unos meses, hermoso viaje, grandes recuerdos desechados)... Ya no queda nada por hacer, de espaldas y más Satie "Seul a la Maison" (Solo en casa) directo a mis emociones... cada vez más hacia dentro...

Santiago, 5 de mayo de 1960...

domingo, 2 de mayo de 2010

Ratas...


La otra noche desperté con un horrible sueño de ratas... pero cmo que no me daba miedo, sino que era algo peor... como angustia. Sabía que esas ratas no eran ratas, sino que una presencia emocional que me causaba una desesperación desmedida... Tomaba después al a rata por el cuello y en el sueño mis manos sintieron esa viscosidad que tienen los ratones y la vi herida. Estaba asustado y la tiré lejos. Luego empecé a ver todo brillante... como decirlo, fosforescente creo que le dicen en las películas... desperté llorando con una pena horrible. Desesperante.

Caminé anoche parece que mucho por la ciudad... solo, triste, borracho... como siempre Rogando por recuerdos, rogando por presencias descuadradas... Pasé a cierta hora por el puente Pio Nono y me detuve y miré hacia el Mapocho y pensé en todo lo que su torrente podía limpiar... la única y mejor salida. Estube parado contemplando largo rato, mirando las ratas por la rivera... dandome la fuerza para tomar la única y verdadera gran desición, la única realmente mia, puse un pié en el borde del puente como para intentar subir la reja, me puse a llorar y volví a odiarme por no atreverme, volví a odiarme por amarla... por nisiquiera tner la descencia de acabar con mi propia existencia aun cuando ya estaba acabada...

Volví a encerrarme y a escuchar un disco con la Gnosienne 3... podía acaso otra pieza representarme mejor?.

Santiago, 2 de Mayo de 1960.

sábado, 24 de abril de 2010

Mucho, mucho te llevaste (8)...

Me río porque me río
y esta risa de mi boca
es como el agua del río
que corre entre peñas locas.

Me voy riendo, riendo
y de ti voy arrancando,
mas si me fueran siguiendo
mas si me fueran siguiendo
me encontrarían llorando.

Todo se fue en tu recuerdo
y te vi partir cantando,
de tu nombre no me acuerdo
mas la herida está sangrando.

Mucho mucho te llevaste,
mas por eso no te riño,
si algo grande me dejaste,
si algo grande me dejaste,
fue una pena y un cariño.

De la pena yo me río
y por el cariño lloro,
tú me lo diste, ahora es mío
gracias, ese es mi tesoro.

Me voy riendo, riendo
y de ti voy arrancando,
mas si me fueran siguiendo
mas si me fueran siguiendo
me encontrarían llorando.

Mucho mucho te llevaste,...

(Había descubierto los boleros hasta el alma. Había descubierto una nueva manera de gritar la pena, había conocido a un gran músico y se había dado cuenta que ya no había nada por hacer, salvo morir)

Santiago, mediados de abril de 1960.

jueves, 22 de abril de 2010

Bolero #2


Por alguna extraña razón, un día no quise estar encerrado, salí por una cerveza al mismo bar de siempre ... Necesitaba ese reencuentro con la soledad misma (esa misma que hasta le puedes hacer el amor), aunque no la quería era lo único cierto que había tenido en mi vida... pasaron los días y ya no quise salir denuevo... fué demasiado triste...

Caminar solo por esa ciudad tan bonita, tomar mil cervezas sin un recuerdo en el que pensar, esa vida vacía de caminar hasta tu casa, borracho... y más triste que borracho. Sacarse la ropa para nadie y acostarse a soñar con sueños irrepetibles... tendersa en la cama floreada escuchando alguna canción triste... Pisar el adoquín frío y saber que cuando caigas una vez más todo se va a acabar una vez más también... creo que lo mejor era encerrarme a seguir escuchando... oí hablar de algo el llamado mariachi de Hernan Paredes, lo iría a ver un día, Victor me ayudaría con las fechas de la radio Minería. El señor Perez-Canto me regaló un libro de filosofía, nunca había leído a ese tal Marx, me lo tenían prohibido desde pequeño, así que en cuanto llegó a mis manos me puse a desglosar palabra por palabra, un nuevo sentimiento empezó a brotar en mi.

Mi vida continuó su insípido camino por las calles de Santiago, cantando el blues, ya sin poder tocar, sin poder amar sudando... ya estába muerto y no me importaba... habi´n muchos días por pasar aún en mi solitaria cama, tomé un trago, me acosté en los bronces frios y dormí.

Santiago, abril de 1960.

domingo, 18 de abril de 2010

El primer día frío...

Fué justo el primer día nublado de abril cuando ella volvió a golpear mi puerta... cuantas cosas le dije. Ella solo estaba aquí porque necesitaba cerrar una etapa. Justo su cierra daba paso a un comienzo nueva en mi vida, la melancolía irreconciliable de haberla tenido por última vez entre mis brazos, de haber saboreado por última vez su saliva, de haber dormido apacible con mi cabeza en su pecho desnudo.

Recordar sus contornos y sus movimientos ya terminaban otra vez por descuartizar los días que me siguieron, pero traté de ser un caballero, como me dijo Victor un par de días antes y la dejé marcharse... bueno, lo habría hecho de todos modos...

-No me arrepiento de nada, menos de haber estado contigo hoy.

De que servía si ya nuestras vidas habían tomado diferentes calles, ella había tomado una calle diferente, la mia seguía derecho por San Ignacio lloviendo hacia Rondizzoni igual que hace años atrás, por las hojas en los adoquines. Su tranquilidad pagó un costo muy alto, pero lo pagó otra vida, es facil pagar con dinero ajeno...

Salí a pasear por el parque Cousiño a ver si fumar y fumar me dejaba respirar otra vez... tenía qe obligarme a volver a querer, a volver a escribir la maldíta historia... para que algún día quede guardada en un cajón, en un dibujo infantil, en una foto maltrecha o en el entretecho...

Volví a mi habitación a pasar los días, me volví a encerrar y creo que pasó mucho tiempo en el que no vi la luz del sol. Lo peor de todo es que aún me quedan muchos días por vivir...

Santiago 18 de abril de 1960.

miércoles, 14 de abril de 2010

Abrir la reja...


Cuando el Victor se bajó de la "Matadero Palma" sintió una extraña sensación de soledad, no pudo aguantarse unas lagrimas. En verdad este inteligente y educado hombre se fijó que se sentía muy abandonado y nunca habia pensado en ello. Sus lecturas le distraian muy bien y como buen aficionado al jazz solo necesitaba escuchar un poco y tenderse.

Sacó la llave y abrió la reja... justo antes de entrar se dió vuelta miró hacia la reja, recordó sin quererlo cuando salía a abrirle a Rosita y esos días donde ella lo esperaba con una sonrisa cómplice para que abriera. Se preparó un café y prendió el tocadiscos. Sonó el Stormy Wheather de Billie Holiday, su cantante favorita. En verdad que solo habia mal tiempo desde que su amor ya no estaba con él... pero para el día en el que ella quisiera volver allí estaría esperandole llamar la reja. Victor no tenía mucha edad pero sabía muy bien como ser un caballero, un señor; esperaba saber reaccionar bien frente a las cosas.

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Yo seguía encerrado en mi habitación, en mi mundo... escuché muchos valses, muchos discos de jazz y bebí mucho. Emepcé a dedicarme a hacer clases y de eso sustentaba mi vida barata e insípida. Un día encontré un mensaje de Antonella bajo la puerta... rogué al diós de los cristianos (auqnue no creo en él) que me salvara de lo que decía el importunante mensaje... en cuanto lo leí rompí en llanto... había una cierta felicidad en él pero sabía lo que se avecinaba y aunque no quería evitarlo no podía dejar de pensar en como sería... me senté en la cama y estube allí largo rato.

(Un mes antes)

-(Llorando) Antonella, es contigo con quien quiero quedarme y vivir... por ti no volveré nunca a abrirle la puerta a Carolina, es ella quién me hace mal. Gracias por existir y más aún por haberte aparecido en mi vida. No se que haría sin ti.

-Disculpa, las cosas han cambiado demasiado... ya no es lo mismo, debió quedar en aquella hermosa semana que vivimos, no puedo más, ya no puedo más, cambiaste... disculpa, yo no lo quise así.


Cuando me paré a tomar un trago habia dejado de sonar el disco... me tomé la botella y me dispuse a esperar que sería después del hermoso y a la vez fatídico día anunciado en el papel, quizá fuí paciente como nunca antes habia sido porque como decía dostoievsky "valla, todo un momento de felicidad, ¿no basta acaso para colmar toda una vida?"

Santiago, abril de 1960

jueves, 8 de abril de 2010

Santiago Blues #5


Me asaltaron unos malandras ese día después del bar, conocí a un tal Victor Hugo Bogart, hijo de una familia inglesa que se empobreció, se nota la estampa elegante, sin exagerar, es como si se naciera con algo diferente.

Después de la paliza y la estocada en el costado no pude levantarme en muchos días, había poco dinero. Bogart era un hombre de muy buena fe y me vino a visitar un par de veces... se le respiraba pena pero tenía una inteligencia emocional muy poco usual en su cuerpo, habló de una tal Rosita... Que hombre más fuerte.

Antonella me enviaba recados que yo no respondía pero que día a día me iban consumiendo en mi habitación... ya no era la cama de bronce la fría ni mis sabanas las solitarias, era yo mismo quien habia perdido su existencia. Era como si desde fuera me robaran incesantemente la energía y ya no habia nada, nada de nada... no sabría explicarlo.

Leí mucho en ese solitario tiempo, a veces Carolina me llevaba algo de comida y gracias a un trámite empecé a vivir en la morada a cambio de clases de música al hijo del dueño, era un hombre de mucho dinero y llegamos a un buen acuerdo. El joven aprendía rapido y trataba yo de ser el mejor profesor... eso capto mi atención pero seguí metido en mi casa, sin hacer nada, a veces el muchacho me llevaba discos de jazz que le regalaba el señor Pérez Canto (su padre), los escuchaba unos días y se los devolvía.

Lo que suucedía ahora era muy extraño... sentía ganas de hacer cosas pero mi cuerpo no me lo permitía, dormía gran parte del día, comía muy poco y si comía más quedaba con mucha hambre, una sensación de insaciedad poco explicable, dormía mal y no tenía más relación que el joven, Carolina y el señor Bogart. Sentía que se me apagaba la vida pero no me dolía, osea, si me dolía pero ya no necesitaba sentirla encendida. Cada vez miraba más hacia dentro y me daba cuenta que no sabía que hacer:

-La imagino acostada con alguno de esos "dandys" de los bares.
-No te preocupes, mi querido nuevo amigo, no importa lo que haga.
-Pero importa lo que haga yo... y no puedo hacer nada.

Qué era, qué era... tenía que saberlo antes de que terminara de morirme, como si la soledad pudiera matar... nunca fuí muy sociable pero esto era diferente. Cuando era pequeño mi mamá me djio que el perro joven que teniamos se había muerto de pena, porque el perro viejo habia muerto un mes antes. ¿Buena explicación o simplemente otro triste consuelo para sustentar una existencia inocua? Solo el tiempo me lo dirá... por ahora, la soledad de mi habiatación repondería mis preguntas, me trajeron de regalo un disco de ahce como 4 o 5 años atrás, no habia llegado a chile pero Victor Hugo tenía muy buenos contactos, pongo el tocadiscos como la mayor parte del día... My funny Valentine (2) y ya me quedé otra vez sin aliento.

Santiago, Abril de 1960.

lunes, 5 de abril de 2010

Abril


Y resulta que con la llegada de abril es mucho más comodo salir a recorrer Santiago, anochece más temprano, empieza el frío de la tarde, ese que tanto uno extraña en verano. Si bien la soledad no es la mejor compañera, es la única que hasta el momento había encontrado, desear más era iluso, ya nadie revuelve ni mis sabanas ni mis pensamientos.

-Pero si eso es excelente pues, viejo!

Pararme en el puente, mirar lejos y esperar que alguien me espere era tan facil que no podía evitarlo aunque supiera en lo que terminaría: corre la lágrima, cae al brazo, se juntan las nubes, puedo vivir. Caminar apaciblemente y prender el último cigarro de la tarde, mirar al caballero del maní y pensar que al final siempre llegaré al mismo lugar donde estoy... lo peor es cuando ves pasar a esa joven que ves ciertos días de la semana y que te parece tan interesante que no puedes evitar eso de querer vovler a sentir lo que te habian vuelto a matar justo cuando creiste que era el momento, no puedes evitar eso de querer saber de ella y querer dedicarle tu tiempo y tus esperanzas a algo que muy bien sabes donde irá a parar... a un cajón, al entretecho, un par de dibujos infantiles y una que otra malograda foto.

Llegar a la casa y sentir esa soledad tan real y viva que hasta puedes hacerle el amor, mirar sentado en el escritorio la cama con sus bronces igual de frios que tus manos otrora tibias(la casa era tan pequeña que en la habitación tenía mi escritorio), saber que las culpas se dibujan en el techo cada vez que te recuestas y miras y miras en busca de soluciones y solo lograste torturarte antes de dormir...

El problema era tan sencillo, tan facil de comprender... ¿por qué era tan difícil de hacer caso omiso? ¿por qué era tan difícil sustentar una existencia por sí misma?... esta vez sonó en mi tocadiscos "I fall in love too easily" y sabía yo que tenía toda la razón, me dí vuelta y acomodé mi cabeza en las almohadas... sentí que la música me calaba hasta los huesos.

Santiago, comienzos de abril de 1960.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Paráfrasis a la Pena #1


Los días lluviosos aún no llegaban y eso desesperaba mi conciencia vana. La necesitaba, necesitaba esa hermosura que había vivido meses antes (el inverno pasado) de días frios, grises y de su mano… mis lustrosos zapatos, que antes parecían refulgir junto a los tacones de ella, terminaron por convertirse en un triste harapo… Barrio Franklin no era lo mismo hace casi 2 meses, pero hace 2 semanas todo había muerto. Caminar por la ciudad tan llena de gente me hacia sentirme extremadamente solo.

Extrañaba de inusual forma la manera en que su cuerpo se contorneaba armonioso en la pequeña cama de bronce mientras de fondo se podía escuchar algún nuevo disco barato de jazz para trasnochar… las palabras, los gemidos. Sus caderas punzantes, su cintura estrecha, sus muslos firmes… debería empezar a olvidar como mi lengua se revoloteaba en su pubis … si no, había posibilidades de muerte… pero ¿que importa? ya lo he estado antes y al final… no, al final nada. Estar muerto es lo peor.

martes, 23 de marzo de 2010

Pena #1


Rosita había sido una masoquista con Bogart (era descendiente de una familia inglesa que se empobreció al llegar a Santiago en los 40), qué importaba lo que él había hecho cuando si ella lo estaba obligando, el solo quería estar con ella, solo la amaba a ella, solo tenía ojos, botas, dinero, regalos, guitarra y azul para ella... qué importaba todo el resto si a esta altura igual quería estar con él?... si seguía persiguiéndolo después incluso de su propia muerte... El señor Bogart solo la amo pero las incertidumbres y ansias masoquistas (en el plano sentimental de pareja) de Rosita eran más fuertes que todo?...

Había dos opciones, irse, olvidar y rehacer todo... reescribir con el codo lo que había sido borrado con la mano después de haber sido escrito con el codo antes. O bien, dejar que el otoño y sus hojas amarillas y café sobre el adoquín de barrio Franklin haga el trabajo sucio del olvido y el desinterés... Rosita después de todo había hecho que El señor Bogart (al que ahora llamaremos simplemente Víctor, por Víctor Hugo que era su nombre) haya sentido después un desinterés horrible, que le calaba los huesos de dolor pero que no podía evitar...

-Si me quieres, que importa el resto, que me importa a mi tu resto?

Es más fácil ser masoquista y volver a volver, volver a querer escuchar mentiras, volver a fabricar satanizaciones innecesarias, volver a matar cosas que ya estaban muertas...

-A mi tampoco me importa el resto, aunque sepa-crea-vea-hayavisto-piense cosas, no las tomo en cuenta ni realmente las creo.

Víctor quería solo estar con ella, el resto fueron las malditas circunstancias, el maldito egoísmo y el maldito y funesto verano...

(En un bar con un contrabajista)

-Estoy seguro que el invierno me traerá algo de felicidad, me limpiará o al menos me mantendrá frió y quieto, que es una necesidad del alma, la quietud.
-Si, definitivamente creo lo mismo, yo ando en las mismas... espero con ansias este nuevo invierno, por ahora, dejemos que las hojas sobre el adoquín hagan su labor.

Víctor era un sentimental pero más frio (o inteligente emocionalmente) que su interlocutor, así que eso hizo... caminó por San Ignacio y el Parque Cousiño viendo como los arboles ya se dejaban secar por la época... tendría tiempo para observar y eso quería hacer... podría haberle regalado algo de su calma su nuevo amigo, pero como eso no se puede hacer (así como forzar o rogar a Rosita) el pobre músico quedó bebiendo otra trago más... camino a su casa, lo asaltaron. Estubo en cama un tiempo (él no tenía concepción de tiempo desde que perdió a Antonella, además no abría las tapas de ventanas por lo que no sabia si era de día o de noche), Carolina lo cuidó lo mejor que pudo... lástima que ella nunca fuera suficiente... era lo mismo que si no estuviese con nadie, escuchó interminablemente discos de boleros y valses; doctos y populares. en realidad pareciera que hubiera muerto... que importaría ahora si nunca más nadie sabía de él?...

Santiago, comienzos de otoño de 1960.

lunes, 22 de marzo de 2010

Despedidas




Es iluso pensar que las despedidas no pueden ser tristes... una trás otra se tornan más profundas y pesarosas a pesar de que las épocas de maduréz vallan aumentando, imagino yo, que por lo mismo... poruqe cuando se ama con maduréz se sufre con madurez. No se puede prolongar lo inevitable y es algo que he sabido desde siempre.

-Soy un terco.

Me acomodo el jopo, me marco las patillas con la navaja... una véz Antonella me dijo que el mundo me esperaba con el jopo hecho y botas lustradas, le hice caso y salí a caminar... no sucedió nada, como siempre... solo sentir la soledad bajo mis zapatos que extrañaban inconmesurablemente sus tacones. Así al final empezaron a transcurrir días... por suerte el otoño siempre lo tranquiliza un poco. Cuando uno se empieza a sentir desinteresado también es un buen momento. Espero que llegue pronto esa parte.

Al otro día después del insomio horrible de llantos y libros sobre la revolución rusa, salgo a caminar deneuvo por las calles... cada vez más llenas de Santiago, me vuelvo a pasear por lo lugares sangrados, solo, con las manos en los bolsillos la chaqueta (cuando se hace tarde aprieto la corta pluma)escucho jazz en mi mente y tarareo interminablemente Solar que por alguna extraña razón me provocaba en esos días (y desde que la escuché por primera vez) una angustia terrible... como de caminar solo borrando recuerdos. Para mi máxima tristeza la vida sigue... hay que huir, santiago es maravilloso si hay con quien recorrerlo... solo es maravilloso si tiene ganas de recorrerlo... yo ya ni siquiera tenía ganas de vivir...

Algo bueno tenía todo esto, estaba empezando el otoño... algo me depararía, bueno, malo, "as", "tonto", quién sabe... el año pasado ni sus dormires ni sus despertares me podian devolver la lucidez que venia perdiendo desde la adolescencia, hoy... además de eso, seguirá quitandomela, me senté en una banca fumar un cigarro, seguí tararenado Solar... me corrió una lagrima... no lo pude aguantar.

Santiago, Marzo de 1960.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Santiago Blues #4


Había amado tanto a Rosita que nunca pensó en que las promsas serían rotas, falsas. Su vida siempre había transcurrido en un ir y venir de frustraciones y al final sabía que siempre sería así... Volverían los días de ir a escuchar jazz a los antros, siempre iba a ver un grupo y le llamaba mucho la atención de un contrabajista que veía cada vez que ib a cierto club. Era un hombre de semblante muy triste y veía en su forma de tocar una expresividad, que a pesar de ser usual en los músicos, era algo diferente... él irradiaba la tristeza por todos sus poros.

Un día después de la catástrofe salió a caminar por un enrarecido Santiago a saborear las frustraciones de las que había sustentado una vida entera, cuando se le hizo tarde escuchó un piano en un bar y decidió entrar... Para su sorpresa en la barra estaba sentado tomando cerveza ese contrabajista que siempre veía en los clubes.

-Disculpa siempre te veo tocar, me gusta mucho el jazz, dejame invitarte a una cerveza.

-... bueno, no deberia haber problema... un gusto.

Conversaron bastante durante esa noche, y luego fumaron un poco de marihuana que tenía el que habia invitado... se contaron varias penas. Él se contentaba con ir a los conciertos porque cuando aún era un estudiante tuvo problemas en sus tendones y no pudo tocar nunca más. Por alguna extraña razón se entendieron muy bien al conversar y concordaron con muchas historias. fué extraño que se conocieran en una situación tan espontanea... uno ahogaba las penas en un bar... el otro entró a lo mismo...

-Quizá este séa el comienzo de una gran amistad...

- Ya lo creo, hombre, ya lo creo...

(En el dado vió un "tonto" cuando entró en su casa)


Santiago, inconcluso verano de 1960.

lunes, 8 de marzo de 2010

Desesperación.


Como todos los días estaba esperando que la vida me transcurriera en un santiamén, el verano no quería empezar a irse por alguna razón y sus días de sol me torturaban... Tampoco quería irse de mi pecho una sensación de incertidumbre eterna, Carolina ya no me hablaba mucho y solo golpeaba cuando necesitaba algo puntual. Mis días se habian vuelto extrañamente muy poco útiles y habia comenzado a tocar mal... algo no era normal... el calor, la desesperación, la falta de otro sudor:

-Si, eso es...

De pronto pasó por mi cabeza cómo era de eso volver a enamorarse, de obligarse a hacerlo porque las cosas son como son y son insostenibles. Me dolía en el alma saber que no podría volver a tocar sus contornos, sus fuerzas contra mis dedos, sus vibraciones hasta el suelo. Hasta que me lleve a los labios otro amor... otro bolero en el que pensar, otra calma y esperanza por la que vivir:

-O no vivir.

Es tan difícil asumir errores, yo cargo una eterna cruz, la voy a cargar pa siempre a no ser que tenga por primera vez en la vida algo de respeto conmigo mismo, la voy a arrastrar hasta el día en que ya no pueda cantar mis blues. Si lo apurara sería aún más facil.

-Pero si eres un cobarde!

Cuando entré en mi habitación (otra vez) tenía tan poco por hacer y tanto que lamentar... canté una canción triste, me quería morir...


Santiago, Marzo de 1960.

lunes, 1 de marzo de 2010

Mi más triste consuelo


Las circunstancias y la noche me pesaban mucho sobre la espalda, todo se había conjugado para enviarme a la lanterna una vez más... mirar el cielo estrellado, tan horriblemente despejado me paralizó un instante.

-No hagas nada, ya no estoy aquí...

Recordé inevitablemente todos esos momentos donde las nubes protegieron nuestros sentimientos, cuando a veces le tomaba fuerte por la cintura y la besaba en medio de la calle para después decirle que la amaba, que no dejaría que nada nos separara.

-Lo dejó pue, amigo.

No podía creerlo... el peso de los recuerdos en la espalda, darme vuelta y verla cruzar la calle sin voltear, sin parpadear...

Lo único que me quedaba era pensar que aún me quería, que las circunstancias y las cegueras quisieron arrebatarnos los amores cual trabajador quita el escombro del derrumbe. Pensar en que aún podiamos salvar lo poco y nada que nos quedaba, por eso que en un momento sentimos con tanta fuerza, con tanta madurez, con tanta avidez, con tanta verdad... Ese va a ser mi más triste consuelo... al menos ella está bién...


Boté el cigarro al suelo y caminé , cuando llegué a mi casa ya no podía con el peso del amanecer de trasnochado güisqui barato ... sonó en el tocadiscos la Gymnopedia numero 1... me tendí en mi cama y lloré...

Santiago, verano (fatídico) de 1960.

sábado, 27 de febrero de 2010

Años atras...


Recuerdo la primera vez que lloré por amor... aún iba a la escuela cuando mi madre me dijo que el mundo no se acabaría, que nadie se muere de amor.

-Lo que pasó anoche prueba que no.

Salí a pasear por las asoladas calle y callejuelas de mi ciudad, a mirar una y otra vez los lugares sangrados, los edificios desmoronados. Entre otras cosas se habia desmoronado mi humanidad, había tenido que asumir muy tempranamente una crucificción eterna, había tenido que cargar con un peso que no tenía por qué cargar... lo peor de todo es que desdepués de eso nunca más me recuperé, nunca más disfruté y nunca más logré vivir.

El patio del colegio que otrora parecia enorme e irrecorrible se habia empequeñecido demasiado. No me habia fijado, hacia tiempo que no lo miraba como a muchas otras cosas que les había perdido lentamente el carñiño. Su mano fría dentro de la mia terminaba siemre por helarme el alma y calle Arturo Pratt lloviendo hacia Rondizzoni se hacia interminable. Me decía en ese invierno lluvioso que le daba miedo perderme... que tenía terror de saber que alguna vez nuestras vidas se separarían y la banquita frente a la Iglesia de los Sacramentinos vió ese día algo hermoso...pero tiempo después...

(Trágica situación)

-Ya no puedo más...
-No, por favor no digas eso.
-No, lo destruiste todo, lo lograste... te amaba, te amaba pero sabes que es lo que debo hacer, disculpame...

El terror ahora se habia apoderado de mi humanidad... y ni mi escencia deshumanizada ni me crucificcón habían logrado mi recuperación y tolerancia al fracaso... las aumentaron.

Subí al techo a fumar un cigarro (prohibido para nosotros) no me atreví a saltar, tenía por alguna ilusa razón la esperanza de q1ue algun día podría volver a sentir lo que ella había matado.

-Nunca te vas a atrever, cabro...

En ese mismo instante, una hermosa muchacha del liceo Javiera Carrera cruzaba por Arturo Pratt y cuando miré denuevo al patio, se habia vuelto más pequeño y lugubre por culpa de ella.


Santiago, invierno de 1949.

jueves, 25 de febrero de 2010

Santiago blues #3


Una de las cosas más tristes que le pueden pasar a una persona es tener que desacostumbrarse abruptamente a una anatomia distinta, tener que olvidar la forma de una cintura, de unas caderas... tener que dejar de necesitar besos y caricias. Cuandó entré en mi habitación ya solo quedaba sonando el bolero, ya la pequeña cama de bronce se sentia inconmesurablemnte fria, nostalgica y casi enlutecida por una silueta que no se dibujaría más sobre sus sabanas.

No habia ya mucho que hacer... esa noche ventosa y fría de verano miraba la bohemia del santiago caliente bajo sus pies desde un mirador del Santa Lucía y pensaba en todas esas cosas que uno siempre piensa cuando está solo y fumando. Tan poco que hacer, las decisiones tristes son siempre unilaterales.

Camino a mi casa no encontré ninguna razón por la cual continuar, conocía muchos lugares y muchas personas, pero ¿de qué sirvió cuando estube solo?... todos se van alguna vez, no importan las promesas ni los juramentos. no Habia anda más que hacer. Entré y toqué la puerta del 404.

-Muerte segura.
Toc, toc
-Te estaba esperando.
-Yo lo hacia hace días, nena...
-Entonces no hables.

Una vez más me calló, me interrumpió la vida misma como si me diera un beso justo cuando le iba a decir que se fuera... ella era mi única compañía, mi única soledad, la chica del 404 sabia que siempre volvería a ella y que no importaba que sucediera.. ella siempre iba a volver a mi.Esa noche solo sonó "Stardust" que recuerde, creo que la versión de Coltrane.

Salí al otro día... la ciudad solitaria sin razón, sin cuerpo... el alma sin aliento y las letras de inentendibles cuentos me llenaban el alma... habia regresado a mi vida... a mis tristezas santiaguinas, a mis días de caminar solo.

(Santiago, Verano de 1960)