sábado, 24 de abril de 2010

Mucho, mucho te llevaste (8)...

Me río porque me río
y esta risa de mi boca
es como el agua del río
que corre entre peñas locas.

Me voy riendo, riendo
y de ti voy arrancando,
mas si me fueran siguiendo
mas si me fueran siguiendo
me encontrarían llorando.

Todo se fue en tu recuerdo
y te vi partir cantando,
de tu nombre no me acuerdo
mas la herida está sangrando.

Mucho mucho te llevaste,
mas por eso no te riño,
si algo grande me dejaste,
si algo grande me dejaste,
fue una pena y un cariño.

De la pena yo me río
y por el cariño lloro,
tú me lo diste, ahora es mío
gracias, ese es mi tesoro.

Me voy riendo, riendo
y de ti voy arrancando,
mas si me fueran siguiendo
mas si me fueran siguiendo
me encontrarían llorando.

Mucho mucho te llevaste,...

(Había descubierto los boleros hasta el alma. Había descubierto una nueva manera de gritar la pena, había conocido a un gran músico y se había dado cuenta que ya no había nada por hacer, salvo morir)

Santiago, mediados de abril de 1960.

jueves, 22 de abril de 2010

Bolero #2


Por alguna extraña razón, un día no quise estar encerrado, salí por una cerveza al mismo bar de siempre ... Necesitaba ese reencuentro con la soledad misma (esa misma que hasta le puedes hacer el amor), aunque no la quería era lo único cierto que había tenido en mi vida... pasaron los días y ya no quise salir denuevo... fué demasiado triste...

Caminar solo por esa ciudad tan bonita, tomar mil cervezas sin un recuerdo en el que pensar, esa vida vacía de caminar hasta tu casa, borracho... y más triste que borracho. Sacarse la ropa para nadie y acostarse a soñar con sueños irrepetibles... tendersa en la cama floreada escuchando alguna canción triste... Pisar el adoquín frío y saber que cuando caigas una vez más todo se va a acabar una vez más también... creo que lo mejor era encerrarme a seguir escuchando... oí hablar de algo el llamado mariachi de Hernan Paredes, lo iría a ver un día, Victor me ayudaría con las fechas de la radio Minería. El señor Perez-Canto me regaló un libro de filosofía, nunca había leído a ese tal Marx, me lo tenían prohibido desde pequeño, así que en cuanto llegó a mis manos me puse a desglosar palabra por palabra, un nuevo sentimiento empezó a brotar en mi.

Mi vida continuó su insípido camino por las calles de Santiago, cantando el blues, ya sin poder tocar, sin poder amar sudando... ya estába muerto y no me importaba... habi´n muchos días por pasar aún en mi solitaria cama, tomé un trago, me acosté en los bronces frios y dormí.

Santiago, abril de 1960.

domingo, 18 de abril de 2010

El primer día frío...

Fué justo el primer día nublado de abril cuando ella volvió a golpear mi puerta... cuantas cosas le dije. Ella solo estaba aquí porque necesitaba cerrar una etapa. Justo su cierra daba paso a un comienzo nueva en mi vida, la melancolía irreconciliable de haberla tenido por última vez entre mis brazos, de haber saboreado por última vez su saliva, de haber dormido apacible con mi cabeza en su pecho desnudo.

Recordar sus contornos y sus movimientos ya terminaban otra vez por descuartizar los días que me siguieron, pero traté de ser un caballero, como me dijo Victor un par de días antes y la dejé marcharse... bueno, lo habría hecho de todos modos...

-No me arrepiento de nada, menos de haber estado contigo hoy.

De que servía si ya nuestras vidas habían tomado diferentes calles, ella había tomado una calle diferente, la mia seguía derecho por San Ignacio lloviendo hacia Rondizzoni igual que hace años atrás, por las hojas en los adoquines. Su tranquilidad pagó un costo muy alto, pero lo pagó otra vida, es facil pagar con dinero ajeno...

Salí a pasear por el parque Cousiño a ver si fumar y fumar me dejaba respirar otra vez... tenía qe obligarme a volver a querer, a volver a escribir la maldíta historia... para que algún día quede guardada en un cajón, en un dibujo infantil, en una foto maltrecha o en el entretecho...

Volví a mi habitación a pasar los días, me volví a encerrar y creo que pasó mucho tiempo en el que no vi la luz del sol. Lo peor de todo es que aún me quedan muchos días por vivir...

Santiago 18 de abril de 1960.

miércoles, 14 de abril de 2010

Abrir la reja...


Cuando el Victor se bajó de la "Matadero Palma" sintió una extraña sensación de soledad, no pudo aguantarse unas lagrimas. En verdad este inteligente y educado hombre se fijó que se sentía muy abandonado y nunca habia pensado en ello. Sus lecturas le distraian muy bien y como buen aficionado al jazz solo necesitaba escuchar un poco y tenderse.

Sacó la llave y abrió la reja... justo antes de entrar se dió vuelta miró hacia la reja, recordó sin quererlo cuando salía a abrirle a Rosita y esos días donde ella lo esperaba con una sonrisa cómplice para que abriera. Se preparó un café y prendió el tocadiscos. Sonó el Stormy Wheather de Billie Holiday, su cantante favorita. En verdad que solo habia mal tiempo desde que su amor ya no estaba con él... pero para el día en el que ella quisiera volver allí estaría esperandole llamar la reja. Victor no tenía mucha edad pero sabía muy bien como ser un caballero, un señor; esperaba saber reaccionar bien frente a las cosas.

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Yo seguía encerrado en mi habitación, en mi mundo... escuché muchos valses, muchos discos de jazz y bebí mucho. Emepcé a dedicarme a hacer clases y de eso sustentaba mi vida barata e insípida. Un día encontré un mensaje de Antonella bajo la puerta... rogué al diós de los cristianos (auqnue no creo en él) que me salvara de lo que decía el importunante mensaje... en cuanto lo leí rompí en llanto... había una cierta felicidad en él pero sabía lo que se avecinaba y aunque no quería evitarlo no podía dejar de pensar en como sería... me senté en la cama y estube allí largo rato.

(Un mes antes)

-(Llorando) Antonella, es contigo con quien quiero quedarme y vivir... por ti no volveré nunca a abrirle la puerta a Carolina, es ella quién me hace mal. Gracias por existir y más aún por haberte aparecido en mi vida. No se que haría sin ti.

-Disculpa, las cosas han cambiado demasiado... ya no es lo mismo, debió quedar en aquella hermosa semana que vivimos, no puedo más, ya no puedo más, cambiaste... disculpa, yo no lo quise así.


Cuando me paré a tomar un trago habia dejado de sonar el disco... me tomé la botella y me dispuse a esperar que sería después del hermoso y a la vez fatídico día anunciado en el papel, quizá fuí paciente como nunca antes habia sido porque como decía dostoievsky "valla, todo un momento de felicidad, ¿no basta acaso para colmar toda una vida?"

Santiago, abril de 1960

jueves, 8 de abril de 2010

Santiago Blues #5


Me asaltaron unos malandras ese día después del bar, conocí a un tal Victor Hugo Bogart, hijo de una familia inglesa que se empobreció, se nota la estampa elegante, sin exagerar, es como si se naciera con algo diferente.

Después de la paliza y la estocada en el costado no pude levantarme en muchos días, había poco dinero. Bogart era un hombre de muy buena fe y me vino a visitar un par de veces... se le respiraba pena pero tenía una inteligencia emocional muy poco usual en su cuerpo, habló de una tal Rosita... Que hombre más fuerte.

Antonella me enviaba recados que yo no respondía pero que día a día me iban consumiendo en mi habitación... ya no era la cama de bronce la fría ni mis sabanas las solitarias, era yo mismo quien habia perdido su existencia. Era como si desde fuera me robaran incesantemente la energía y ya no habia nada, nada de nada... no sabría explicarlo.

Leí mucho en ese solitario tiempo, a veces Carolina me llevaba algo de comida y gracias a un trámite empecé a vivir en la morada a cambio de clases de música al hijo del dueño, era un hombre de mucho dinero y llegamos a un buen acuerdo. El joven aprendía rapido y trataba yo de ser el mejor profesor... eso capto mi atención pero seguí metido en mi casa, sin hacer nada, a veces el muchacho me llevaba discos de jazz que le regalaba el señor Pérez Canto (su padre), los escuchaba unos días y se los devolvía.

Lo que suucedía ahora era muy extraño... sentía ganas de hacer cosas pero mi cuerpo no me lo permitía, dormía gran parte del día, comía muy poco y si comía más quedaba con mucha hambre, una sensación de insaciedad poco explicable, dormía mal y no tenía más relación que el joven, Carolina y el señor Bogart. Sentía que se me apagaba la vida pero no me dolía, osea, si me dolía pero ya no necesitaba sentirla encendida. Cada vez miraba más hacia dentro y me daba cuenta que no sabía que hacer:

-La imagino acostada con alguno de esos "dandys" de los bares.
-No te preocupes, mi querido nuevo amigo, no importa lo que haga.
-Pero importa lo que haga yo... y no puedo hacer nada.

Qué era, qué era... tenía que saberlo antes de que terminara de morirme, como si la soledad pudiera matar... nunca fuí muy sociable pero esto era diferente. Cuando era pequeño mi mamá me djio que el perro joven que teniamos se había muerto de pena, porque el perro viejo habia muerto un mes antes. ¿Buena explicación o simplemente otro triste consuelo para sustentar una existencia inocua? Solo el tiempo me lo dirá... por ahora, la soledad de mi habiatación repondería mis preguntas, me trajeron de regalo un disco de ahce como 4 o 5 años atrás, no habia llegado a chile pero Victor Hugo tenía muy buenos contactos, pongo el tocadiscos como la mayor parte del día... My funny Valentine (2) y ya me quedé otra vez sin aliento.

Santiago, Abril de 1960.

lunes, 5 de abril de 2010

Abril


Y resulta que con la llegada de abril es mucho más comodo salir a recorrer Santiago, anochece más temprano, empieza el frío de la tarde, ese que tanto uno extraña en verano. Si bien la soledad no es la mejor compañera, es la única que hasta el momento había encontrado, desear más era iluso, ya nadie revuelve ni mis sabanas ni mis pensamientos.

-Pero si eso es excelente pues, viejo!

Pararme en el puente, mirar lejos y esperar que alguien me espere era tan facil que no podía evitarlo aunque supiera en lo que terminaría: corre la lágrima, cae al brazo, se juntan las nubes, puedo vivir. Caminar apaciblemente y prender el último cigarro de la tarde, mirar al caballero del maní y pensar que al final siempre llegaré al mismo lugar donde estoy... lo peor es cuando ves pasar a esa joven que ves ciertos días de la semana y que te parece tan interesante que no puedes evitar eso de querer vovler a sentir lo que te habian vuelto a matar justo cuando creiste que era el momento, no puedes evitar eso de querer saber de ella y querer dedicarle tu tiempo y tus esperanzas a algo que muy bien sabes donde irá a parar... a un cajón, al entretecho, un par de dibujos infantiles y una que otra malograda foto.

Llegar a la casa y sentir esa soledad tan real y viva que hasta puedes hacerle el amor, mirar sentado en el escritorio la cama con sus bronces igual de frios que tus manos otrora tibias(la casa era tan pequeña que en la habitación tenía mi escritorio), saber que las culpas se dibujan en el techo cada vez que te recuestas y miras y miras en busca de soluciones y solo lograste torturarte antes de dormir...

El problema era tan sencillo, tan facil de comprender... ¿por qué era tan difícil de hacer caso omiso? ¿por qué era tan difícil sustentar una existencia por sí misma?... esta vez sonó en mi tocadiscos "I fall in love too easily" y sabía yo que tenía toda la razón, me dí vuelta y acomodé mi cabeza en las almohadas... sentí que la música me calaba hasta los huesos.

Santiago, comienzos de abril de 1960.