sábado, 27 de febrero de 2010

Años atras...


Recuerdo la primera vez que lloré por amor... aún iba a la escuela cuando mi madre me dijo que el mundo no se acabaría, que nadie se muere de amor.

-Lo que pasó anoche prueba que no.

Salí a pasear por las asoladas calle y callejuelas de mi ciudad, a mirar una y otra vez los lugares sangrados, los edificios desmoronados. Entre otras cosas se habia desmoronado mi humanidad, había tenido que asumir muy tempranamente una crucificción eterna, había tenido que cargar con un peso que no tenía por qué cargar... lo peor de todo es que desdepués de eso nunca más me recuperé, nunca más disfruté y nunca más logré vivir.

El patio del colegio que otrora parecia enorme e irrecorrible se habia empequeñecido demasiado. No me habia fijado, hacia tiempo que no lo miraba como a muchas otras cosas que les había perdido lentamente el carñiño. Su mano fría dentro de la mia terminaba siemre por helarme el alma y calle Arturo Pratt lloviendo hacia Rondizzoni se hacia interminable. Me decía en ese invierno lluvioso que le daba miedo perderme... que tenía terror de saber que alguna vez nuestras vidas se separarían y la banquita frente a la Iglesia de los Sacramentinos vió ese día algo hermoso...pero tiempo después...

(Trágica situación)

-Ya no puedo más...
-No, por favor no digas eso.
-No, lo destruiste todo, lo lograste... te amaba, te amaba pero sabes que es lo que debo hacer, disculpame...

El terror ahora se habia apoderado de mi humanidad... y ni mi escencia deshumanizada ni me crucificcón habían logrado mi recuperación y tolerancia al fracaso... las aumentaron.

Subí al techo a fumar un cigarro (prohibido para nosotros) no me atreví a saltar, tenía por alguna ilusa razón la esperanza de q1ue algun día podría volver a sentir lo que ella había matado.

-Nunca te vas a atrever, cabro...

En ese mismo instante, una hermosa muchacha del liceo Javiera Carrera cruzaba por Arturo Pratt y cuando miré denuevo al patio, se habia vuelto más pequeño y lugubre por culpa de ella.


Santiago, invierno de 1949.

jueves, 25 de febrero de 2010

Santiago blues #3


Una de las cosas más tristes que le pueden pasar a una persona es tener que desacostumbrarse abruptamente a una anatomia distinta, tener que olvidar la forma de una cintura, de unas caderas... tener que dejar de necesitar besos y caricias. Cuandó entré en mi habitación ya solo quedaba sonando el bolero, ya la pequeña cama de bronce se sentia inconmesurablemnte fria, nostalgica y casi enlutecida por una silueta que no se dibujaría más sobre sus sabanas.

No habia ya mucho que hacer... esa noche ventosa y fría de verano miraba la bohemia del santiago caliente bajo sus pies desde un mirador del Santa Lucía y pensaba en todas esas cosas que uno siempre piensa cuando está solo y fumando. Tan poco que hacer, las decisiones tristes son siempre unilaterales.

Camino a mi casa no encontré ninguna razón por la cual continuar, conocía muchos lugares y muchas personas, pero ¿de qué sirvió cuando estube solo?... todos se van alguna vez, no importan las promesas ni los juramentos. no Habia anda más que hacer. Entré y toqué la puerta del 404.

-Muerte segura.
Toc, toc
-Te estaba esperando.
-Yo lo hacia hace días, nena...
-Entonces no hables.

Una vez más me calló, me interrumpió la vida misma como si me diera un beso justo cuando le iba a decir que se fuera... ella era mi única compañía, mi única soledad, la chica del 404 sabia que siempre volvería a ella y que no importaba que sucediera.. ella siempre iba a volver a mi.Esa noche solo sonó "Stardust" que recuerde, creo que la versión de Coltrane.

Salí al otro día... la ciudad solitaria sin razón, sin cuerpo... el alma sin aliento y las letras de inentendibles cuentos me llenaban el alma... habia regresado a mi vida... a mis tristezas santiaguinas, a mis días de caminar solo.

(Santiago, Verano de 1960)