lunes, 29 de noviembre de 2010

Quince.

El día mismo me despertó con un llanto... un mensaje no solo inesperado cambió el curso completo de lo que quedó del mes. Solitario, el vino se rebalsó en en mi cuerpo, escuchando más Billie Holliday de lo habitual.

Así caminé y no hubo nada que celebrar, así pasó el día fatídico entre recuerdos buenos y llantos pobres. Salir a tocar, recordar con cada acorde lo que había sido mi vida tan poco tiempo antes.

Terminas la noche y de vuelta al a eterna caminata de noche triste, a recorrer Santiago con esos recuerdos que te dan rabia, recorrer los mismos lugares hoy malditos por todas las ausencias que se presentaron en los días de tormenta. Encima de todo, viene llegando el verano, las fechas más horribles siempre son en verano... el verano anterior aún no se iba de mi cuerpo y ya venía otro encima... tan dificil de soportar, los días calurosos de capital, las noches en los bares, las luces del escenario y las puertas por las que jamas alguna cara para mi entrará...

Pasaron los días y volví al encierro antiguo... a rebalsar de Satie mis días largos y horribles, a no abrir más las cortinas...

Mi cama estaba abierta y esperando, pero de seguro pasaría otro verano más sin compartirla con nadie más que con mis penas.

29 de Noviembre, calores iniciales de 1960.

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