
Despertar a su lado era una cosa tan alta, que poco cabía en su cabeza... las mañanas de besos y abrazos iban a hacerme florecer una vez más llenandome de algo que esperé largo tiempo... todo en orden, ideas claras.
Una nocha la cosa cambió, fué diferente y la cama no se sintió igual. Sentir desinterés era tan triste, toda la calenda primaveral que estaba viviendo mi cuerpo se había empezado a marchitar en muy poco tiempo. Ya no era cosa de hacer o dejar de hacer, era algo sin vuelta... algo que no podía ser más ni menos... solo lo que era. Vovler a verla en el balet del teatro Ópera todos los días de revista iba a traer de vulta mi encienrro y mis soledades con Satie, tal y como lo había pensado poco tiemop antes. Pena...
-Usted, compadrito, siempre sabe como hecharlo a perder.
Y la verdad es que no era eso... solo que quizá, Santiago me deparaba otras noches muchas más... esas en las que se camina triste y borracho con el instrumento al hombro, solo, las botas en el adoquín caliente del verano. Verano, verano... yo ya no quiero niuno solo más.
Santiago, finales de enero de 1961.
Para mi eres un inconformista...
ResponderEliminarcon aroma a antiguedad...a cafe en bolsa.
una nota musical... que camina con abrigo azul y botas de la epoca.