miércoles, 14 de abril de 2010

Abrir la reja...


Cuando el Victor se bajó de la "Matadero Palma" sintió una extraña sensación de soledad, no pudo aguantarse unas lagrimas. En verdad este inteligente y educado hombre se fijó que se sentía muy abandonado y nunca habia pensado en ello. Sus lecturas le distraian muy bien y como buen aficionado al jazz solo necesitaba escuchar un poco y tenderse.

Sacó la llave y abrió la reja... justo antes de entrar se dió vuelta miró hacia la reja, recordó sin quererlo cuando salía a abrirle a Rosita y esos días donde ella lo esperaba con una sonrisa cómplice para que abriera. Se preparó un café y prendió el tocadiscos. Sonó el Stormy Wheather de Billie Holiday, su cantante favorita. En verdad que solo habia mal tiempo desde que su amor ya no estaba con él... pero para el día en el que ella quisiera volver allí estaría esperandole llamar la reja. Victor no tenía mucha edad pero sabía muy bien como ser un caballero, un señor; esperaba saber reaccionar bien frente a las cosas.

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Yo seguía encerrado en mi habitación, en mi mundo... escuché muchos valses, muchos discos de jazz y bebí mucho. Emepcé a dedicarme a hacer clases y de eso sustentaba mi vida barata e insípida. Un día encontré un mensaje de Antonella bajo la puerta... rogué al diós de los cristianos (auqnue no creo en él) que me salvara de lo que decía el importunante mensaje... en cuanto lo leí rompí en llanto... había una cierta felicidad en él pero sabía lo que se avecinaba y aunque no quería evitarlo no podía dejar de pensar en como sería... me senté en la cama y estube allí largo rato.

(Un mes antes)

-(Llorando) Antonella, es contigo con quien quiero quedarme y vivir... por ti no volveré nunca a abrirle la puerta a Carolina, es ella quién me hace mal. Gracias por existir y más aún por haberte aparecido en mi vida. No se que haría sin ti.

-Disculpa, las cosas han cambiado demasiado... ya no es lo mismo, debió quedar en aquella hermosa semana que vivimos, no puedo más, ya no puedo más, cambiaste... disculpa, yo no lo quise así.


Cuando me paré a tomar un trago habia dejado de sonar el disco... me tomé la botella y me dispuse a esperar que sería después del hermoso y a la vez fatídico día anunciado en el papel, quizá fuí paciente como nunca antes habia sido porque como decía dostoievsky "valla, todo un momento de felicidad, ¿no basta acaso para colmar toda una vida?"

Santiago, abril de 1960

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