lunes, 8 de marzo de 2010

Desesperación.


Como todos los días estaba esperando que la vida me transcurriera en un santiamén, el verano no quería empezar a irse por alguna razón y sus días de sol me torturaban... Tampoco quería irse de mi pecho una sensación de incertidumbre eterna, Carolina ya no me hablaba mucho y solo golpeaba cuando necesitaba algo puntual. Mis días se habian vuelto extrañamente muy poco útiles y habia comenzado a tocar mal... algo no era normal... el calor, la desesperación, la falta de otro sudor:

-Si, eso es...

De pronto pasó por mi cabeza cómo era de eso volver a enamorarse, de obligarse a hacerlo porque las cosas son como son y son insostenibles. Me dolía en el alma saber que no podría volver a tocar sus contornos, sus fuerzas contra mis dedos, sus vibraciones hasta el suelo. Hasta que me lleve a los labios otro amor... otro bolero en el que pensar, otra calma y esperanza por la que vivir:

-O no vivir.

Es tan difícil asumir errores, yo cargo una eterna cruz, la voy a cargar pa siempre a no ser que tenga por primera vez en la vida algo de respeto conmigo mismo, la voy a arrastrar hasta el día en que ya no pueda cantar mis blues. Si lo apurara sería aún más facil.

-Pero si eres un cobarde!

Cuando entré en mi habitación (otra vez) tenía tan poco por hacer y tanto que lamentar... canté una canción triste, me quería morir...


Santiago, Marzo de 1960.

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